Política nacional

La mente, las drogas y la cárcel

Zósimo Nogueira

Como ya se señaló por este medio, el día 3 de noviembre, el Comisionado Parlamentario Dr. Juan Miguel Petit (crónicas parlamentarias), concurrió al Legislativo para opinar sobre un proyecto de ley del Diputado por Cabildo Abierto Martín Sodano que propone la creación de otra unidad para tratamiento de adicciones.

Trata de un tratamiento integral; rehabilitación de las personas con uso problemático de drogas recluidos en cárceles e  imputados por delitos.

Considero que las cárceles en general, o una cárcel en particular pueden ser una especie de laboratorio, lugar de ensayo pero con otro enfoque del propuesto. ¿Quién asume este reto?

El diputado Sodano desde siempre ha estado preocupado por este tema, e incluso recuerdo alguna entrevista en donde expresó que se había sobrepuesto a una situación de consumo muy problemático.

Comparto en casi todo las expresiones del Dr. Petit al respecto.

Considero innecesaria otra institución, por superponer tareas con el Ministerio de Salud Pública,  con el área de salud en el sistema penitenciario (incluida Sanidad Policial) y con la Junta Nacional de Drogas que tiene su rol de liderazgo y acciones concretas  en tratamiento y asistencia por vía ambulatoria y con centros de internación.

Es una duplicación de actividades con el argumento de poca cobertura  en el tratamiento de adicciones en el sistema penitenciario.

Petit entiende positivo crear  un Consejo Nacional Asesor en Adicciones para su tratamiento en el sistema penitenciario.

A mi juicio digo, la experiencia indica que si queremos enlentecer algo formemos o dispóngase la creación de una comisión.

La pluralidad en materia ejecutiva es inoperante, poco resolutiva.

No es conveniente un modelo exclusivo para personas liberadas o con medidas alternativas (que también son parte del problema) se impone la necesidad de que puedan acceder a los servicios generales.

El proyecto habla de obligatoriedad de tratamiento, pero en el tema adicciones no surte efecto.

Dice Petit: “a veces pensamos que lo compulsivo puede ser el salvataje, pero recomponer la voluntad es parte de la tarea, la voluntad de la persona hay que construirla.”

En ese proceso es necesario jugar la carta de la abstención para poder reconstruir la personalidad.

El tema de la drogadicción no está solo, es una parte de los problemas de salud mental, según el momento en que se atienda habrá mayor o menor posibilidad de éxito en el tratamiento.

Los problemas son la abstención, la desintoxicación y como lo dice reconstruir la personalidad.

¿Cómo desintoxicar?  Coercitivamente es muy difícil.

Los estudios médicos y la farmacología han tenido grandes avances pero sin la voluntad del adicto resulta muy difícil.     

Creo necesario extraerlo del “todo” con atención personalizada, grupal e individual, terapias. Atención siquiátrica y sicológica.

E incentivarlo a él, a su entorno y en especial a su familia y afectos con estímulos.

Incentivos para estudio, trabajo y la posibilidad de una libertad anticipada. 

En la actualidad existen centros de estudios tutelados por la Udelar en varios de los establecimientos carcelarios, Comcar, Punta de Rieles, Cárcel de Mujeres y en breve en Libertad.

Lógicamente; también programas de alfabetización y estudios secundarios.

El problema pasa por la superpoblación carcelaria, hacinamiento y por desactivar las bandas criminales que imperan ahí con ingreso y tráfico de drogas y sicofármacos.

Se vincula ese hacinamiento a una mayor eficiencia policial y a la aplicación del vigente código de proceso.  

Lo cierto es que a mediados de años había 14300 presos, en 2021 ingresaron 9134 y fueron liberados 7179.

Ese hacinamiento también llega al interior del país.

Salto es el lugar de mayor hacinamiento con 318%, el único lugar con población acorde al número de plazas es Colonia con 96%. 

Eso hace difícil toda iniciativa de tratamiento adecuado a los problemas de adicción, a ello debemos agregarle la situación de violencia imperante.

En 2021 hubo record histórico de muertes en el interior de las cárceles.

Fueron 86 fallecidos, 45 de manera violenta (21 homicidios, 18 suicidios y 6 accidentales o no aclarados) los demás por enfermedades, causas naturales o indeterminadas.

Según estudios avalados por la clínica forense en un tercio de las muertes hubo negligencias o fallas asistenciales.

La cárcel no está cumpliendo con su función de rehabilitación.

Es imposible, faltan recursos humanos y locativos.

No se está en condiciones de contener la violencia imperante y brindar una asistencia inmediata cuando ocurren emergencias.

Solo es posible desarrollar planes y emprendimientos cuando impere el orden, se cumplan las normas de convivencia establecidas, se pueda proteger con éxito la vida e integridad física de todos y cada uno de los presos.

Se requiere de espacios físicos y logística para categorizar y distribuir a la población carcelaria en cada establecimiento acorde a las pautas de tratamiento progresivo.

Está en proceso la recuperación edilicia de varias cárceles y la construcción de nuevos establecimientos.

Eso es bueno pero se insiste con algunas medidas equivocadas como ser la construcción de tres módulos en el penal de Libertad Cada uno con 500 plazas.

Ya es un establecimiento demasiado grande y problemático, con 1500 presos más será igual al Comcar. Las Mega cárceles son ingobernables, solo son depósitos de personas, y muy poco más.

Hay obras en Salto, Rocha, Comcar. Nuevas cárceles en Artigas, Tacuarembó y Treinta y Tres. En Rivera otra de mujeres.

Con todo esto parece que se termina el hacinamiento. Ojalá.

El gran problema es mantener el orden, asegurar la convivencia pacífica, la salud, integridad física y vida de los presos.

Recién ahí se pueden ejecutar con éxito verdaderos planes penitenciarios.  

Preservar la dignidad de policías, de operadores penitenciarios y de la población reclusa.

Posibilidad de que técnicos y profesionales puedan aplicar sus conocimientos en pro de la recuperación de la mayor cantidad posible de presos.

La droga tan presente hoy en nuestro cotidiano debe ser combatida en todos los frentes, y el sistema carcelario es lugar de primerísima atención.

Muchas personas ingresaron al delito y están presas por los efectos de la droga y por su dependencia.

Si se logra desprogramar ese chip y reprogramar conciencia se recuperaran muchos jóvenes aún con capacidad de reinsertarse en sociedad.

Valoramos la buena intención del diputado Sodano, pero debe considerarse prioritario hacer andar, hacer viable lo ya creado.

No continuar creando nuevas instituciones y superponiendo tareas y cometidos.

Si un mecanismo no logra resultados se crea otro.

Todo requiere de recursos humanos, logísticos ejecución de planes y esencialmente de asignaciones presupuestales.

Políticas integrales desarrolladas independientemente por los organismos responsables. Las buenas administraciones procuran optimizar resultados en procesos de economía posible.

Compartir

Deja una respuesta