Política nacional

Población y perspectivas

Marcelo Gioscia Civitate

Los resultados primarios del Censo de Población promovido por el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) en el presente año 2023, dados a conocer, deja en evidencia que desde el anterior, efectuado en el año 2011, sólo tuvimos un crecimiento del 1% y que hoy, no llegamos a ser ni tres millones quinientos mil, los que habitamos esta República. Podemos afirmar en forma preliminar que somos, según esta dependencia estatal, 3:444.263 divididos en un 48% de hombres y un 52% de mujeres. Aunque esa cifra tiene un “margen de error”, la evaluación que se ha hecho de la operación censal ha sido favorable y es posible que aun puedan brindarse números definitivos, más ajustados aún a la realidad de los que se han hecho públicos en forma preliminar. Según autoridades en la materia, “no se esperaba que fuésemos a crecer” sino por el contrario, que nos encontráramos con estancamiento.

Es bueno destacar que, se ha utilizado una metodología híbrida, presencial y “digital”, que tuvo una respuesta del 50%, con menos presencia de funcionarios censistas en el territorio y que aún no se han podido relevar todos los hogares, muchos de los cuales se estiman ocupados pero que pudieron no brindar respuesta o sus moradores habituales encontrarse ausentes. Se estima por ello un margen del 9% de la población que no se censó, por ello faltan aún conteos que permitan dar una cifra definitiva. No obstante ello, la presencia de inmigrantes que no se recibían desde 1950, ha sido un factor a tener en cuenta para ese “incremento” de nuestra población. Nuestra población muestra un envejecimiento y disminución de la natalidad, desde 1996 y particularmente desde 2016 a la fecha. También se señala la emigración estructural de uruguayos con un “flujo continuo”, que por cierto, crea redes para obtener nuevas oportunidades laborales en el exterior. Es muy importante contar con esta información para resolver qué política poblacional aplicar y qué estímulos habrán de promoverse para lograr ese incremento de la natalidad que redundaría en muchos aspectos que hacen al mercado, a la educación, a la seguridad social y a la política de vivienda por mencionar sólo unos aspectos. Nuestro país tiene un crecimiento natural más parecido al que existe en países europeos, y muy distinto al de los países de América Latina. Al parecer no sería bueno contentarse con esta comprobación, sino que por el contrario, debiéramos lograr se incremente el flujo de inmigrantes que efectivamente busquen radicarse en nuestro suelo, como sucedió otrora y hasta la post Segunda Guerra Mundial, dando lugar a un feliz incremento poblacional y con su integración llegó a fortalecerse el entramado social que es parte de nuestra idiosincrasia como nación. Tal vez pudiera llegar a frenarse ese flujo continuo de emigrantes uruguayos, la mayoría de los cuales están muy bien formados, brindándoles aquí -en su lugar de nacimiento- reales posibilidades laborales y de crecimiento personal, en un ámbito donde prevalezca el derecho y la libertad. Ofrecer nuevamente un espacio de oportunidades donde, como lo consideraron nuestros antepasados, valiera la pena establecerse y proyectar el provenir.

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