Crónica Policial

Sin buscar la verdad no hay justicia, se promueven injusticias

Zósimo Nogueira

El sistema penal sigue en debe, las trasformaciones no dieron el resultado esperado.

El ideólogo no identificado se equivoco al instrumentar la interacción de los operadores; cambio los rumbos, tomó atajos y caminos cortos ante inconvenientes no previstos.

Se copiaron formatos, estilos y experiencias de otras realidades socio-económicas sin análisis de contenidos.

Nuestra policía siempre estuvo bien ranqueada a nivel regional. Era una actividad de cercanías con eje en las Comisarias seccionales.

Toda denuncia era sustanciada prescindiendo de su gravedad, trascendencia, conmoción pública, o valor monetario.

Desde quejas por problemas vecinales, hasta las actividades criminales de mayor significación.

Otras dependencias respondían prestamente a las demandas de la comunidad, patrullajes agiles, investigaciones exitosas; todo con pocos recursos humanos y logísticos.

Cuando alguna modalidad delictiva salía del carril se formaban equipos para la atención de esos eventos.

La policía era muy valorada por la comunidad; las unidades poseían Comisiones de Apoyo, integradas por comerciantes y personalidades de la jurisdicción.

Con responsabilidades bien delimitadas cada Jefe de Policía era responsable de la seguridad de su Departamento y la buena gestión condicionaba la permanencia en el cargo.

Las carencias eran otras, armamento, indumentaria, locomoción, logística en general, y bajo salario.

Mucho “amor a la camiseta”, cuando se ingresaba ya se sabía de las limitaciones salariales, las mejoras venían con los ascensos. Mayor grado, mayor salario.

Sin impedimentos para otro trabajo, estaba la posibilidad de realizar tareas de seguridad en ámbitos público o privado por el artículo 222.

Vinieron tiempos difíciles, movimientos revolucionarios por toda América del Sur.

Aquí también, las secuelas aún están; pero la policía nunca bajo los brazos en lo atinente al orden público y represión del delito.

Vino la Dictadura y todo continuo igual, sus otrora socios en la lucha armada no le dieron privilegios.

Solamente respetaron los sistemas de calificaciones y ascensos establecidos en la LOP promulgada en la Administración del Presidente Jorge Pacheco Areco.

En ese periodo Dictatorial fue modificado el Código de Instrucción criminal que habilitaba la detención en averiguaciones por hasta 24 horas.

Era una herramienta cotidiana. Se derogó a través de una modificación del sistema procesal penal.

Esto maniato operativamente a la policía, la inseguridad aumento, lo plantearon los mandos policiales, la justicia redujo sensiblemente su actividad.

Ante esto, el Presidente Aparicio Méndez por Decreto 390/80 habilitó a la policía a realizar detenciones. “detenidos correlativamente”

Esta situación tuvo idas y vueltas, pero la relación de dependencia con la justicia siempre se mantuvo acorde a la ley.

Han variado niveles de eficiencia, y la valoración de la búsqueda de la verdad.

Democracia, periodo revolucionario, Dictadura y retorno a la Democracia.

Siempre hemos tenido una policía subordinada al poder político como mandata la ley.

Tan sumisa y respetuosa de la ley que no alzo la voz cuando se realizaron todas estas modificaciones de formato operativo que analizando veo tenían un fin pre establecido.

Los políticos promotores de estos cambios han estado omisos en forma voluntaria, los demás se sumaron sin estar debidamente asesorados.

No hubo consultas, debates, ni se previeron consecuencias de las estrategias a implementar.

Los cambios los realizaron gradualmente de manera de no ser advertidos.

Disuelven una unidad, otro día otra, luego crean una nueva, anulan y trasladan cometidos.

Creció la delincuencia, como solución potencian a la Guardia Republicana, le dan carácter Nacional. Una fuerza de impacto para combatir al crimen. La gradualidad menoscabada.

Zonas operacionales con amplia jurisdicción, concentran patrullaje e investigadores todo terreno.

Las Seccionales solo reciben denuncias, carecen de personal y logística para atenderlas, las comunican a las zonas. Allí se acumulan, se atiende lo más grave. Homicidios y sucesos con repercusión mediática.

Cero contacto con la jurisdicción, denuncias atendidas por becarios y derivadas a funcionarios que casi nunca toman contacto con denunciantes. Solo en hechos graves como dijimos.

Mientras, políticos hablan de remplazar al Ejército por una Guardia Nacional.

Modificaciones inconsultas, se ignora a quienes se han formado para comandar. Los Oficiales de policía.   

Irrumpe en ese escenario la sindicalización. Iniciada por algunos Oficiales y Suboficiales.

Se introdujo la semilla de la discordia; estos oficiales pretendían conservar la disciplina basada en las jerarquías y el personal subalterno más numeroso quería la igualdad total. Sinónimo de lucha de clases. Poder paralelo.

Golpe de gracia, el actual CPP.  

Con el argumento de aggiornar y modernizar se implementan sistemas de otras latitudes.

El empoderamiento fiscal, generó debilitamiento de la policía y del poder judicial, con aquello de trasformar el sistema inquisitivo en acusatorio. 

Creación de cargos, estructuras jerárquicas, locales, infraestructura, logística un nuevo gran poder con el mando centralizado del Fiscal General. Grandes gastos presupuestales

Más inoperancia, policía convertida en una unidad de flagrancia.

Distanciamiento con la comunidad; nuevas unidades; centralización de mandos a nivel ministerial; reducción de responsabilidades, recursos humanos y potencial operativo en Jefaturas de Policía.

Cambios en la Administración del país; el tema central, la inseguridad.

Nuevo gobierno; la LUC; empoderamiento policial, referéndum promovido por sindicatos tratando de recortar nuevamente sus potestades.

Las cárceles abarrotadas, mucha violencia y muertes.

Se aclaran algunos homicidios y delitos graves con la complacencia de fiscales.

Se ha generado confianza “compañerismo-amiguismo” y se amplía el margen de actuación policial, de otra manera se diluyen pruebas e indicios. Pero no es la forma.

El fiscal se especializa teóricamente en procedimientos, carece de práctica y medios para operar en escenarios y ámbitos del delito. Su capacidad y resistencia física es limitada.

Causas principalísimas del porque no se profundiza en la búsqueda de la verdad, se evitan juicios que generan mucho desgate y se promueven acuerdos fiscal-abogado-imputado, regateos, canjes, culpas por sanciones.

Un desastre. Es lo que humanamente posibilita este “injusto” sistema procesal penal.          

Los delitos menores no se reprimen, las demandas ciudadanas son insatisfechas, las denuncias no se corresponden con el número de hechos delictivos, hay descreimiento en el sistema.

Hay que cambiar, sin desandar el camino, corregir, modificar roles y responsabilidades.

Que todo ruede con la lógica del conocimiento.

La policía necesita un espacio amplio para investigar, actuar con libertad, potestad de detener de manera inconsulta por vínculos o sospecha fundada, denuncia o situación delictiva conocida, luego vendrán las comunicaciones.

La función fiscal debiera reconvertirse, sin retornar a la pasividad del sistema anterior pero no intentar dirigir la acción policial sino supervisarla controlando que no haya excesos o abusos de poder.

Protegiendo los derechos de todos, denunciantes, damnificados, responsables e incriminados.

Y dentro de los plazos legales, con conocimiento de causa, cuantificar responsabilidades.

Creo debería a retornarse a la categorización de auto de procesamiento, eso evita injusticias, permite a los abogados presentar nuevos argumentos que en breves espacios de tiempo resultan imposibles de analizar. Terminar con esos largos periodos de prisión preventiva.

Para contrarrestar el argumento de que el juez investiga, procesa y condena basta con un Juez de 2da Instancia.

Si hay semi-plena prueba marche preso, sino siga libre. Esto baja tensiones, evita el ingreso a las cárceles de un gran número de incriminados. Genera oportunidades.  

Permanecer un largo tiempo en cárceles por no configurarse plena prueba es menos nocivo que saberse condenado a las apuradas y sin posibilidad de libertad anticipada. Los defensores trabajan

Toda persona merece una oportunidad aunque fuere muy lejana de reducir condena, de no morirse en la cárcel.

Siempre rechazamos la pena de muerte y la cadena perpetua. En la práctica esta última existe por la reincidencia y acumulación de causas.

Quién pierde la esperanza se convierte en un ser insensible, es mano de obra para el sicariato.   

Para que especializaciones de Jueces y Fiscales en materia penal, los especialistas en investigaciones deben ser los policías.

Los Jueces y fiscales deben permanecer objetivos e imparciales, variar de destinos profesionales, deben estar capacitados para ejercer el derecho en todo su amplio espectro.

Si el formato de interacción que propongo no convence, búsquese otro.

El actual no funciona, la búsqueda de la verdad siempre debe estar presente.

En el mundo entero, desde sus inicios el éxito en materia de seguridad pública es sinónimo de buena gestión policial, lo demás es accesorio, complementario. Es su responsabilidad y el origen de su creación

Las instituciones y recursos humanos están, la sociedad reclama. ¿Qué hay de la voluntad política? Se llego al poder por la inseguridad; que esta no sea la causa de perderlo. Hay que cumplir lo prometido.   

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