Política Internacional

Un Brasil dividido en mitades

 hacia candidatos extremistas

Lorenzo Aguirre

Los comicios más reñidos de los últimos años para disputar el sillón del Palacio de la Alvorada, tuvo a dos patéticos extremistas como protagonistas en una campaña con información bastardeada y pronósticos tendenciosos, los cuales volverán a repetirse hasta llegar el 30 de octubre, donde, el mandatario de ultraderecha Jair Bolsonaro, y el expresidente ultraizquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, se enfrentarán en segunda rueda, disputándose la presidencia. El pasado 2 de octubre, Lula da Silva obtuvo el 48.4% de votos, conquistando 14 estados, mientras Bolsonaro, lograra 43.2%, reteniendo 12, resultado que, al no llegar ninguno de los contrincantes al 50% más uno, deberán afrontar una ronda decisiva para definir quién llevará el destino de Brasil en los próximos cinco años a partir del 1º de enero de 2023, fecha que tendrá lugar la juramentación pertinente.

Una elección totalmente polarizada, donde la acumulación de votos entre Bolsonaro y Lula, llegó al 92%, dejando en evidencia la pobreza de convocatoria de otras opciones, que no superaron el 5% – como Simone Tebet (“Movimiento Democrático Brasileño”), con 4.18%, logrando el tercer lugar, y Ciro Gómes (socialdemócrata), 3.05%, obteniendo el cuarto puesto – y donde el “Partido Comunista Brasileño” solamente alcanzara 0.04%, que, traducido al español, significó la humillante suma de 45.600 votos, en 123.682.000 de electores.

El Norte… para “Lula”

Con un total de 57.260.000 votos (48.43%), Luiz Inácio Lula da Silva triunfó en 14 estados, destacándose en la región Nordeste (la mayor cantidad de estados, y de menor renta per cápita). Vale destacar: Bahía 69% contra 21% de Bolsonaro, Paui, 74%, a 20%, Pernambuco, 65% a 30%, Alagoas, 56.5% a 36%, Paraíba, 64% a 29%, como asimismo señalar su victoria en Amazonas, 50%, a 43%.

También, Lula da Silva ganó en Minas Gerais – sorprendiendo en este estado decisivo – por 48% a 43%, pero al mismo tiempo siendo derrotado 47% a 41%, en Sao Paulo,

El Sur… que también existe,

para Bolsonaro

Con un total de 51.100.000 votos (43.20%), Jair Bolsonaro conquistó 12 estados, especialmente en la región Sur – además de Brasilia D.F., por 52% contra 37%, Rio de Janeiro, 51% a 41%, Paraná, 53% a 36%, Mato Groso do Sul, 52% a 39%, y Mato Groso, 60% a 34% -, como en toda Santa Catarina, 62.21% a 29.54%, y Rio Grande del Sur, 49%, a 42%.

Promesas en claroscuro

Jair Bolsonaro – que realizara una mala gestión respecto a afrontar la pandemia, además de mantener desinformación, como también noticias ambiguas, y poniendo en duda el sistema electoral – se encuentra rodeado de consultoras de derecha – ¡otras, no tanto, pero cobrando un abultado chachet! – que llegaron a pautar un 70% a su favor, hecho que significaba triunfar en primera vuelta.

Ahora, si el mandatario pierde el próximo domingo 30 de octubre, se convertirá en el primer presidente en funciones, derrotado para una reelección, desde el inicio en 1988 de la llamada “Democracia Moderna”.

Bolsonaro – de quien no comparto su posición, ideología, declaraciones marcadas por una corriente racista, homófoba, pasándose de la raya, yendo demasiado lejos con su boca, y que ha enfrentado procesos judiciales por discriminación y estímulo de violencia -, ha prometido a las familias necesitadas dar mensualmente unos 113 dólares más, dentro de una política temporal creada para sobrellevar la actual crisis derivada por la pandemia, en un Brasil en el cual pasan hambre 30 millones de personas.

También, se comprometió a crear empleos a través de eliminar restricciones burocráticas, y manifestó luchar contra crímenes ambientales, pero cuestiona los datos que señalan aumento de la deforestación. Por lo expresado, Bolsonaro, señala que, Brasil, tiene derecho al “uso sustentable de sus recursos”.

En una campaña electoral marcada por acontecimientos desvalorizados, absurdos, evidenciando comportamientos inmorales, el manejo vil de ciertas “personalidades” y la enorme cantidad de ciudadanos que, sin lugar a duda representan miserias humanas, Jair Bolsonaro – ya tiene mayoría en las Cámaras – se ha despachado con “frases célebres”: “vamos a prevalecer por la patria, la familia, la libertad, por la voluntad de Dios”.

En cuanto al garoto Lula – acompañado de sus “fatigados trabajadores” -, manifestó aumentar los impuestos a ricos, ajustar el salario mínimo nacional de acuerdo a la inflación, sacar adelante un plan de vivienda para necesitados, y dar seguridad de alimentos.

Pero, “Nachito”, tiene lo suyo; ha estado preso en Curitiba (¡con celdas para ladrones de comercios, y celdas especiales para expresidentes que hicieran “desprolijidades en economía!”), donde cumpliera condena por corrupción y lavado de dinero – pero, su lema, es, “¡un candidato para un gobierno honesto!” … ¿ironía, o tomada de pelo? –, “gozando un dossier” con siete procesos, acusado de negociar sobornos por doce millones de dólares, tráfico de influencias con compra de aviones suecos – por la friolera suma de cinco mil millones de dólares -, y como si fuera poco, inculpado junto a la cúpula del “Partido de los Trabajadores” (“PT”), de cobros ilegales por más de mil quinientos millones, usando la administración pública, además de una veintena de cargos por organización delictiva.

Junto a Lula da Silva, se encuentra su incondicional expresidente Dilma Rousseff, a quien el Parlamento de Brasil impuso la pena máxima, y debió abandonar definitivamente el Palacio de la Alvorada – culminando de esa forma el largo proceso de “impeachment”, iniciado a raíz de una denuncia por edulcoración de cuentas públicas, a través de préstamos –, quedando como mandatario titular, Michel Temer.

Es oportuno recordar que, el “fascista” – según manifiesta el comunismo brasileño, y la propia Dilma – Michel Temer, hizo acuerdos en 2009 con el “Partido de los Trabajadores”, siendo de esa manera el candidato a la vicepresidencia para la fórmula con Rousseff, en las presidenciales de 2010.

Hablando de doña Dilma; se mandó una encíclica en la cual manifiesta, “Bolsonaro es parte de una onda conservadora que no logró unificar a América Latina. Dentro de ese grupo, está Uruguay, a partir del comienzo del gobierno de la coalición multicolor”. Para Rousseff, “los derechos humanos, la vida, son las cosas más preciadas, y se deben respetar” …. por lo expuesto, “contribuyó” al respecto, integrando la “Organización Revolucionaria Marxista”, y formando parte del grupo guerrillero “Colina – Comando de Liberación Nacional”, más tarde transformado en “Var Palmares”, la asociación terrorista más grande de Brasil.

Compartir

Deja una respuesta