Historia

Uruguay, el batllismo y el origen del Estado de Israel.

Miguel Lagrotta

Fue trascendente la postura del batllismo desde Luis Batlle Berres y los enviados a la región: Oscar Secco Ellauri, Edmundo Sisto y Enrique Rodríguez Fabregat. Este último tuvo un rol muy importante en todo el proceso. Fue Embajador en Naciones Unidas desde 1946 a 1961. En Mayo de 1947 fue designado miembro de la UNSCOP (Comisión Especial de las Naciones Unidas para Palestina) En Mayo de 1947 Gran Bretaña informa que desea culminar su mandato en Palestina. La Comisión recorrió toda Palestina y sostuvo entrevistas con gobernantes de diversos países árabes. A propuesta de Rodríguez Fabregat se visitó los campos de concentración y los campos de desplazados. Miles de Judíos continuaban en condiciones muy precarias a dos años de finalizada la Guerra. Rodríguez Fabregat fue el impulsor desde el primer momento del Plan de Partición. Luego de una gran investigación sobre el territorio trazó los límites territoriales de los dos Estados. El 29 de noviembre de 1947 surgió el Estado de Israel. No se creó el Estado Árabe que repudió la Declaración de la ONU. Al fundamentar el Plan de Partición, Enrique Rodríguez Fabregat sostuvo:  “¿…se pretende dejar librado el destino de los judíos que han sufrido una persecución, a una suerte de lotería de la caridad internacional, promoviendo el buen corazón de las Naciones Unidas, para que reciban y acojan en grupos, en lotes, a los que sobrevivieron en los campos de exterminio?”      “Sabiendo la carga de responsabilidad que esto significa, pero comprendiendo que es necesario terminar el quebranto y el drama de los pueblos de Palestina, es necesario transformar el hogar nacional del antiguo mandato en el Estado y en las dos naciones que por este proyecto se crean; es necesario velar porque esta crónica de duelo y de sangre termine bajo esta conquista que será para siempre la primera conquista moral de las Naciones Unidas”

Antecedentes.

En 1916 franceses y británicos firmaron el Acuerdo Sykes-Picot, de forma secreta, con el consentimiento de italianos y rusos. El mismo establecía que una vez fuera derrotado el imperio otomano, Oriente Próximo sería repartido entre británicos y franceses, al tiempo que Palestina quedaba designada zona internacional. Por otra parte, las autoridades británicas les habían prometido a los árabes un Estado propio y unificado a cambio de su ayuda para luchar contra los otomanos. De esta forma se abrió un nuevo frente, distrayendo una porción de las fuerzas enemigas y así logrando proteger Egipto y el canal de Suez. La alianza con los árabes también sirvió para legitimar la intervención de las potencias europeas en la región

Mientras tanto, en Europa la guerra de trincheras seguía estancada y las autoridades británicas buscaron atraer al conflicto a los Estados Unidos, para lo que consideraron que sería necesario convencer a la opinión pública de esa nación a través de los medios de comunicación internos dirigidos por judíos. La comunidad judía fue vista como relativamente favorable a Alemania, en parte por los cargos importantes que desempeñaban algunos de sus miembros en el gobierno de aquel país. Para ganarse el apoyo del lobby judío no solo en territorio británico, sino también en los Estados Unidos y en la Rusia revolucionaria, Reino Unido, a través de la Declaración Balfour de 1917, prometió a los sionistas su beneplácito para el establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina. Allí también se disponía el respeto de los derechos religiosos y civiles de las comunidades no judías existentes en Palestina. La Declaración fue expresada en una carta de Arthur Balfour, ministro británico de Relaciones Exteriores, al banquero inglés de origen judío Lionel Rothschild, con el fin de que la diera a conocer a la Organización Sionista. Uno de los motivos de la declaración fue que Alemania estaba considerando una jugada análoga para garantizarse el apoyo judío. En realidad, los británicos no firmaron ningún acuerdo, sino que le realizaron una promesa a un líder sionista, al igual que habían hecho con los árabes. Sin embargo, la Sociedad de Naciones reconoció la declaración e hizo de su cumplimiento la principal misión del imperio británico en Palestina, nombrándolo a tal fin potencia mandataria. Este sería el principal argumento jurídico utilizado para justificar la creación de un Estado judío en esta región.  El 2 de noviembre de 1917 el ministro Arthur Balfour, le escribió las siguientes palabras a Lord Rothschild: “El Gobierno de Su Majestad contempla de modo favorable el establecimiento en Palestina de una nación en la cual pueda tener su patria el pueblo judío, y pondrá en marcha sus mejores esfuerzos para facilitar la consecución de este objeto, estando claramente sobreentendido que no llevará a cabo ninguna acción que pueda redundar en prejuicio de los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, ni de los derechos y status político de que puedan gozar los judíos en cualquier otro país”. En un memorándum secreto de 1919 Balfour anotó: “Respecto de Palestina, no pretendemos ni siquiera pasar por la formalidad de consultar los deseos de los actuales habitantes (…) las cuatro Grandes Potencias se han comprometido con el sionismo. Y el sionismo, para bien o para mal, está arraigado en tradiciones antiquísimas, en necesidades presentes y en esperanzas futuras, de una importancia mucho más profunda que los deseos y los prejuicios de los setecientos millares de árabes que ahora habitan esas tierras ancestrales”.  La población nativa no fue tenida en cuenta en una decisión tan trascendente y que la concernía directamente. Más adelante los distintos gobiernos de Reino Unido fueron adaptando sus políticas de acuerdo con la coyuntura y a las presiones recibidas por parte de ambas comunidades, ya fuesen revueltas populares o atentados perpetrados por grupos radicalizados.

En 1920, en la Conferencia de San Remo, la Sociedad de Naciones le asignó el Mandato de Palestina al imperio británico.  El resto de los territorios árabes del extinto imperio otomano fueron repartidos en mandatos entre británicos y franceses. Por estos años los habitantes árabes de Palestina constituían prácticamente el total de la población y la mayoría de los judíos hacía poco tiempo que habían emigrado, siguiendo el ideal sionista. Para comprender los términos de los mandatos confiados por la Sociedad de Naciones, es preciso referir brevemente al artículo decimosegundo del pacto: “Los siguientes principios se aplicarán a las colonias y territorios que (…) están habitados por pueblos que todavía no son capaces de dirigirse por sí mismos en las condiciones especialmente difíciles del mundo moderno. El bienestar y el desarrollo de estos pueblos constituyen una misión sagrada de la civilización. (…) El mejor método (…) es confiar la tutela de estos pueblos a aquellas naciones avanzadas que (…) se encuentran en mejores condiciones para asumir esa responsabilidad. Ciertas comunidades (…) que pertenecían antes al Imperio Otomano han alcanzado un grado tal de desarrollo, que puede reconocerse provisionalmente su existencia como naciones independientes, siempre que su administración se guíe por los consejos y el auxilio de un Mandatario hasta que sean capaces de conducirse a sí misma”.  La Sociedad de Naciones estableció un régimen de tutelaje sobre territorios anteriormente pertenecientes al imperio otomano, si bien reconoció su carácter de naciones independientes, los asignó al cuidado de una potencia mandataria. En esta categoría descripta se incluyó a Palestina; el texto sobre su Mandato dice como sigue: “Considerando que las Principales Potencias Aliadas han convenido asimismo en que el Mandatario tendrá la responsabilidad de poner en vigor la declaración inicial de fecha 2 de noviembre de 1917 «Declaración Balfour, en favor del establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, quedando bien entendido que no se tomará medida alguna que pueda menoscabar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, ni los derechos o la condición política de que gocen los judíos en cualquier otro país.”  La declaración lleva el reconocimiento de los lazos históricos del pueblo judío con Palestina y de las razones que le asisten para reconstruir su hogar nacional en dicho país. En el artículo dos se sostenía: “La Potencia Mandataria asumirá la responsabilidad de poner al país en condiciones políticas, administrativas y económicas tales, que permitan (…) el establecimiento de un hogar nacional judío y el desarrollo de instituciones autónomas, así como la protección de los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina, sin distinción de raza o religión” (…) Artículo seis  “Aunque la Administración de Palestina velará por que los derechos y la condición de otros sectores de la población no sufran menoscabo, facilitará la inmigración judía en condiciones convenientes y fomentará (…) el establecimiento intensivo de los judíos en tierras de Palestina”. La Sociedad de Naciones no solo reconoció la validez de la Declaración Balfour, sino que además designó como uno de los objetivos del Mandato la formación de un hogar nacional judío. Por otra parte, quedaron salvaguardados los derechos civiles y religiosos de los árabes, a los cuales no se los mencionó de forma explícita a pesar de constituir la mayoría de la población palestina.

El Fin de la Segunda Guerra Mundial, el fin del Mandato y las negociaciones en la ONU.

Las medidas del movimiento Paole Sion, del que desciende el laborismo israelí, reencaminó a los inmigrantes al cultivo de la tierra, aunque las propias necesidades de la comunidad judía en Palestina demostraron lo inviable del proyecto. Resulta evidente que las bases de un futuro estado no serían posible si la sociedad solo se hubiera compuesto con labradores. Durante la Segunda Guerra Mundial la dinámica de los hechos va a acelerar la situación. Era claro que establecer un Estado judío y con respaldo internacional evitaría la mayoría de las persecuciones nazis. David Ben Gurion tenía información de los planes alemanes luego de la Conferencia de Wansee respecto a la solución final: reclusión de todos los judíos en campos de concentración, separación de sexos, aniquilación por medio de trabajos forzados y mala alimentación para los que sobrevivan. Se dio el caso del barco Struma que había llegado a la zona de Palestina con 668 judíos y las autoridades británicas impidieron el desembarco de Los pasajeros devolviéndolos a su punto de partida. En una conferencia realizada en Nueva York, Ben Gurion logró Que se aceptaran sus tesis: rechazo del Libro Blanco, derechos judíos a tomar parte del esfuerzo militar aliado y creación de una patria para Los judíos una vez terminada a la guerra. Por el momento solo se logró un gran apoyo económico y que Washington presionara sobre Londres para formar una unidad militar judía. Se Formo una brigada integrada por seis mil judíos que combatieron contra la Francia de Vichy, en Siria y contra Los alemanes en Italia. Esta será la base de la Haganah ejercito clandestino judío hasta 1948 y por lo tanto del futuro ejército de Israel. Al final de la guerra ganan las elecciones en Inglaterra los laboristas liderados por Clemente Attlee que se mostraban partidarios de la causa judía en Palestina. En agosto de 1945, el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman pidió a Attlee que admitiera 100.000 judíos en Palestina  en forma inmediata, y en diciembre el Congreso de Estados Unidos solicitaron a Londres que abriera Palestina sin restricciones a para los inmigrantes judíos.

En Palestina la vida era compleja, las calles veía enfrentamientos diarios entre las autoridades británicas y los grupos judíos del Irgun y el de Stern, cuyos ataques se dirigían a puestos policiales, cuarteles militares, en definitiva todo lo que permitiera conseguir armas. La facción sionista ortodoxa, que trabajaba en el Plano internacional para llegado a formar el Estados con consenso internacional, se enfrenta a la derecha (Irgun) y la izquierda (Stern).

En 1946, la lucha se generaliza, los árabes comienzan a intervenir. En febrero hubo una huelga general, en mayo, jefes árabes se reúnen en Egipto reafirmando el carácter árabe de Palestina. El Irgun realiza el atentado más importante de su historia: la voladura del Hotel Rey David de Jerusalén, sede del Mandato Británico y de su Estado Mayor militar el 22 de Julio de 1946. A las12:10 se avisó del atentado y exploto a las 12:37, el edificio se desplomo muriendo 91 personas. Aun hoy resulta difícil de explicar porque no se evacuo el edificio. Cuando la policía británica capturaba a un implicado no podía condenarle a muerte porque la respuesta era capturar oficiales ingleses y amenazaban con represalias.

Luego de la ejecución de cuatro miembros del Irgún, esta organización atacó la prisión de Acre, liberando a los prisioneros. El 17 de febrero de 1947, Londres anunció que iba a entregar su mandato sobre Palestina a las Naciones Unidas. El 28 de abril comienzan las sesiones en la ONU. Se formó un comité especial de las Naciones Unidas para Palestina y se dedicó durante meses a estudiar el problema sobre el territorio.

Como consecuencia de la revelación del alcance del holocausto nazi en la segunda guerra mundial y del gran número de judíos desplazados al final de la guerra, la presión para la creación de un Estado judío en Palestina era muy fuerte, cosa que se acelera cuando Estados Unidos lo apoya decididamente. Esto terminó con los esfuerzos británicos e internacionales de encontrar una solución pacífica para la convivencia entre árabes palestinos y judíos. El 31 de agosto de 1947 la comisión de la ONU (UNSCOP) presento un informe que contenía dos planes: Uno proponía la creación de un Estado árabe y otro judío, la admisión de 150000 inmigrantes judíos y la abolición de la ley que prohibía a los judíos comprar tierras. El Segundo Plan sugería la creación de estado binacional árabe-judío con autonomía en cada sector. Siempre se pide la eliminación del mandato británico. En el primer plan Jerusalén tendría un estatuto internacional, y en el segundo sería la capital del estado binacional. Los árabes rechazaron cualquier tipo de partición y lo sionistas se inclinaron por el primer proyecto. En ese entonces el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman necesitaba los votos de la comunidad judía en tiempos de elecciones en 1948, por lo tanto, Washington apoya las aspiraciones judías.

Moscú, por su parte, también apoya el proyecto sosteniendo su representante en la ONU, Andrei Gromiko, en sesión del 26 de noviembre la histórica unión entre el territorio Palestino y el pueblo judío y argumentando el derecho sagrado a la supervivencia de un pueblo perseguido durante 20 siglos y luego del holocausto nazi.

El 29 de noviembre se acordó la partición de Palestina, votando a favor 33 miembros incluidos los Estados Unidos y La URSS, se abstuvieron 10 incluida Gran Bretaña y en contra 13 incluidos Grecia y Cuba.

La partición otorgaba a los árabes la franja de Gaza y una   pequeña zona del Neguev limítrofe con el Sinaí, parte de Galilea con más de la mitad del curso del Río Jordán  una porción de terreno cerca de las fronteras del Líbano.

Israel recibe una amplia zona mediterránea con los puertos e  Jaifa y Jaffa, la salida a Mar Rojo a través del Neguev y la franja oeste del Jordán. En tanto Jerusalén quedaba bajo control internacional. Los árabes fueron opositores tenaces a esta solución y los movimientos más radicales sostenía: “echaremos a los judíos; al mar”. El 14 de mayo de 1948, el líder israelí Ben Gurion proclamó el nacimiento del Estado de Israel en los territorios que les habían sido adjudicados por la ONU. La reacción árabe fue inmediata, cuando los británicos abandonaron la colonia el 15 de mayo, tropas egipcias, jordanas y sirias atacaron al recién nacido estado hebreo. Pese a la desigualdad numérica, la primera guerra árabe-israelí (mayo 1948-junio 1949) concluyó con una clara victoria israelí. El nuevo estado judío pasó a ocupar el 78% de la antigua Palestina, en lugar del 55% asignado por el reparto de la ONU. Los territorios árabes que quedaron fuera de su control fueron anexionados por los estados árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a manos de Egipto y la Cisjordania y la ciudad antigua de Jerusalén quedó en poder del reino de Jordania. La guerra fue una catástrofe para la población palestina, que fue expulsada masivamente de los territorios israelíes y se refugió en los estados vecinos. Los árabes palestinos quedaron como una población sin estado. Luego de la victoria, Israel se consolidó como Estado. A finales de 1949 su población judía era de un millón de habitantes, en lo económico recibió una fuerte inyección de capitales judíos con objetivos de tecnificación y educación de los inmigrantes, proto desarrolla una industria ligera y una gran tecnificación de la agricultura. En realidad, no se había logrado la paz, la Guerra Fría y los intereses geopolíticos seguirán presentes. Hasta la actualidad lamentablemente.

Ver: Howard, M. Roger; Louis, W. Historia Oxford del Siglo XX, Planeta, Barcelona 1999, Páginas 397-403 http://www.historiasiglo20.org/HM/7-4b.htm Solar, David. El nacimiento de Israel. Historia Universal del Siglo XX. Madrid.1979, Páginas 86-90.

Compartir

Deja una respuesta