El gobierno del MPP
César García Acosta
El escenario de las legislativas confrontado con el del balotaje, deja entrever una falla estructural en la campaña de la Coalición Republicana: prevaleció el sentimiento blanco al coalicionista como instrumento. De haberse instalado que el MPP sería el gobierno, así como quiénes podrían ser sus ministros, habrían visibilizado en su justa dimensión la responsabilidad del voto. Lo que se perdió fue más que una elección, fue una batalla cultural. En regiones gobernadas por Intendentes blancos ganó el Frente Amplio, y eso no parece un hecho ligado únicamente a las virtudes del candidato Yamandú Orsi, sino a los conflictos internos de los blancos. Con Soriano, y San José predominando el Frente Amplio, y Río Negro acechado por el regreso frentista, la reflexión estratégica rumbo a las municipales de 2025 debería adoptar un nuevo diseño. El departamento de Rivera fue el que mejor se posicionó en favor de los republicanos, y su Intendente, Richard Sander, es colorado y batllista. Esta visualización del espectro político debería tomarse como una referencia para zonas como Paysandú y Soriano, donde el crecimiento del Frente Amplio pone en jaque a los futuros gobiernos departamentales blancos, que lograron reafirmarse en Salto, Montevideo y Canelones. Mientras todo esto acontece el futuro gobierno del país tendrá una clara entonaciòn del MPP. Para El Páis de Madrid la consigna en su edición de hoy es: «El Frente Amplio de José Mujica vuelve al poder en Uruguay».
LAS RESULTANCIAS DEL BALOTAJE Con el 49,8% de los votos Yamandú Orsi resultó ganador sobre Álvaro Delgado, quien obtuvo 45,9% de las adhesiones este domingo 24 de noviembre con el escrutinio de la Corte Electoral finalizado. Respecto de la primera vuelta, Orsi creció unos seis puntos, mientras que Delgado redujo su votación un punto y medio. En este fenómeno electoral lo que más pesa es el cálculo doble del voto perdido cuyo peso de salida incrementa en la misma proporción el crecimiento del oponente.
El candidato nacionalista Alvaro Delgado no pudo retener a todos los que votaron por alguno de los partidos de la coalición en octubre: en aquél momento la suma de los votos de los socios ascendió a 47,55%. La fórmula Orsi-Carolina Cosse sumó 1.196.798 votos y la de Delgado-Valeria Ripoll, 1.101.296. La Corte Electoral registró 38.478 votos en blanco, 64.500 anulados y 35.761 observados. Hubo una participación de 89% del total de habilitados.
Orsi hizo su discurso sobre las 22.00 horas y antes de que Alvaro Delgado terminara el suyo. Lo hizo ante la militancia frenteamplista que se reunió en Ciudad Vieja en el predio del hotel NH Columbia. Orsi se comprometió a ser el “presidente que construya una sociedad más integrada”. “A partir de mañana vamos a laburar muchísimo todos los días y no aflojar jamás para la construcción del Uruguay que nos merecemos”, destacó el presidente electo.
Delgado, por su parte, reconoció el triunfo de su adversario a las 22.00: “Con tristeza, pero sin complejo de culpa, podemos felicitar al ganador”, afirmó el candidato, que envió un saludo a Orsi y al FA. “En la vida política las elecciones se ganan y se pierden: una cosa es perder las elecciones y otra es ser derrotados. Nosotros no estamos derrotados”, aseguró luego el exsecretario de Presidencia.
La fórmula frenteamplista se impuso en cinco de los 19 departamentos: Montevideo, Canelones, San José, Paysandú y Salto. En la segunda vuelta de 2019, la coalición de izquierda sólo había obtenido la mayoría en la capital y en Canelones. En cambio, comparado con las elecciones de octubre, el FA perdió frente a la fórmula nacionalista en siete departamentos (Rocha, Río Negro, Soriano, Colonia, Florida, Durazno y Tacuarembó). El departamento donde el FA obtuvo mayor cantidad de votos fue Montevideo (56,1%) y el Partido Nacional en Rivera (60,6%).
LA HEGEMONÍA DEL MPP En la cámara alta, la lista encabezada por Alejandro Sánchez y Blanca Rodríguez obtuvo 41% de las adhesiones frenteamplistas, lo cual, por el sistema de reparto con base en sublemas y cocientes decrecientes, le permitió alcanzar nueve de las 16 bancas que obtuvo el FA, una de las cuales será ocupada por Cristina Lustemberg, referente de El Abrazo. Actualmente el MPP tiene cinco bancas. En la cámara baja, el MPP y sus grupos aliados consiguieron 36 de las 48 bancas que obtuvo el FA, por lo que en la próxima legislatura tres de cada cuatro diputados frenteamplistas serán del MPP. La 609 fue la lista más votada dentro del FA en 17 departamentos; sólo perdió con el Partido Comunista (PCU) en Durazno y con la alianza de La Patriada y Asamblea Uruguay en Treinta y Tres, por apenas 31 votos, según el escrutinio departamental de la Corte Electoral. Actualmente el MPP tiene 25 bancas.
LAS DIVERGENCIAS FRENTEAMPLISTAS En un documento apoyado por Gabriel Oddone y Mario Bergara, entre otros referentes en el área dentro del FA, se señala que el “costo adicional” de la reforma equivaldría a subir el IVA a 35%. En el marco de la libertad de acción que ha resuelto el Frente Amplio (FA) en referencia al plebiscito que promueven el PIT-CNT y otras organizaciones sociales, un grupo de economistas conformó recientemente el espacio Frenteamplistas por el No al plebiscito de la seguridad social. Este grupo redactó un documento, al que tuvo acceso la diaria, en el que sostiene que, en caso de aprobarse, la reforma constitucional “tendría consecuencias injustas y regresivas y generaría enormes riesgos para la economía uruguaya”.
Según los economistas del FA contrarios a la reforma, el salario mínimo nacional es “una variable cuyo valor es fijado discrecionalmente por el gobierno de turno”, por lo que “no implica ninguna garantía de que las pasividades mínimas aumenten su poder de compra, ni siquiera que lo mantengan, tal como pasó hasta el año 2004, cuando se castigaba al salario mínimo nacional para frenar el gasto en jubilaciones y pensiones”. Así, este punto de la papeleta supone “un riesgo cierto de que algún gobierno futuro limite el aumento del salario mínimo nacional, perjudicando a las y los trabajadores de menores ingresos”.